La llaman junta de directores.
y todos llegan a la hora, muy, muy correctitos.
Acorbatados toman asiento y se miran las manos para no mirar a los demás.
Esperan que la reunión sea corta para dedicarse a sus asuntos.
Es entonces, que miran de reojo las cagonas galletitas y el escuálido té.
En el fondo todos añoran, su buen pedazo de pan con chancho o el pernil engundioso y el arrollado de huaso picante, acompañado de medio pato de grueso pipeño.
Toman una galletita y sonríen.