La no muerte de mi padre, el no sufrimiento, mi no guaches.
El no cáncer de la vero, que no es el cancerberos, ni mi no viudez cómoda.
Veo el trabajo inconcluso en mi y en la iglesia, desordenada y no vacía, mi no iglesia .
Veo que tengo una invitación confusa y droga con una niñita, no tan niñita.
Niña difusa y vívida, experimentada en nada sustancial.
Poseo un sueño con sabor a egoísmo insuficientemente listo.
Veo un duende gris, la verdad es lila, la verdad es un duende de un metro noventa.
La verdad, verdad, es que es una joven vestida de duende gris, lila mas bien.
Una jovencita que ni siquiera imagina que es un duende gris para mi.
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