Abro la boca en una O mayúscula, escucho el grito solidario,y me dejo llevar por el sopor de este sueño...
Tus labios, tus hermosos labios...
Me dejo llevar por esta alegría triste, este deseo truncado.
Me protejo de ti y por ti, me protejo oculto en el sabor de tu piel.
Me protejo, crujiendo, del grito; el grito de leona hambrienta, de tus ojos tristes.
Me voy ocultando en mi vigor...
¿Podrás perdonarme este miedo a sucumbir entre tus piernas?...
Escucho la canción salvadora.
Y tu hija se vuelve tremenda, como el niño de mi cuento,
Abro la boca en una O mayúscula imito tu coro, el de tu hija.
Te dejo.
Te suelto.
Me libero.
Dejo todo a medias esperando un final.
Te dejo.
Te suelto.
Me libero.
Dejo todo a medias esperando un final.
Después camino imitando el paso de un niño, como si fuera en un sueño.
Camino como el niño de mi cuento, triste y seco.
Camino como el niño de mi cuento, triste y seco.
Camino y cuando me doy cuenta que te amo, sonrío un poco.
De pronto, sin quererlo aparece juguetón un grito,
un grito como de lobo viejo,
un susurro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario