Nito dice "CUANDOCOMENZAMOSAMAR" así de sopetón sin comas ni espacios.
Y a mi me asalta el éxtasis, la epifanía.
Entonces comprendo, rebobino años atrás; justo antes de cantar la canción que me atrapa, él balbuceaba "NOVIAREBELDE".
Y no es hasta ahora que caigo en la cuenta que la frase que me devano los sesos durante mis tiempos de ocio pretéritos, no es más que un dejo de lo que deje en ese ayer antiguo y lo peor es que su supuesta trascendencia no es otra cosa que ruido.
"NOVIAREBELDE" repite; repite porque yo lo quiero, sobre todo porque la frase tiene un dejo mágico de reencuentro con mi hebra, con la antigua semilla y la vieja señal, palabras que inventé cuando maquinaba esta letra indescifrable, incluso para mi; una letra que pretendía ocultar de los ojos de mi hermana estos escritos.
Nito ya no dice nada, solo canta en mi oreja una canción a fuego y yo me entretengo en buscar pedazos de mi, para armarme de lo vivido anteriormente.
Así que no es extraño que me vean pasear por los libros usados en busca de "Las aventuras de un fanfarrón" de Thacheray o comiendo melón con Quik o dibujando a Cachilupi con finales mas gratos.
No es extraño que me pilles hablando solo o simulando que escucho música mientras me escondo en mis gafas oscuras, ni que te hable a ti como si fueras otro ti a la que le dedico estas versos, sobre todo porque en realidad es un ti particular, que suena monocorde, a un tu total.
Todo esto con el publico afán de reencontrar donde se cortó o donde se quebró la historia histérica y de evocar la sublime ausencia del que me imita..