
Mira a los ojos al novio pololesco erguida y espera despreocupada el carro verde al tiempo que sube al rojo, entonces se agarra al fierro lasciva y disimula los zapatos que yo miro fijamente.
Escondida entre 12 vidas desconectas viaja la mujer que yo miro.
Se ríe como matrona, con los pechos casi al aire, porque sabe que le escribo.
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