martes, agosto 30, 2011

igual a los demás.

Mientras supongo que tu ordenas los peones para disparar tres preguntas.
Yo siento que da vueltas en mi pecho otra vez este tornillo que tengo atravesado.
Y mientras piensas y mientras da vuelta en mi pecho, me dejo conducir a este ahora presente y redundante.
Y siento necesario volver sobre mis pasos y desnudarme de estas ropas que me hacen ver como si fuera otro, uno igual a los demás.
Una vez desnudo se ven las cuatro rayas que marcan mis rechonchas costillas, cuatro marcas al igual que una luna con caricias, cuatro como tus cuatro pensamientos, cuatro como las cuatro amantes cuatreras y cuatro como las seis letras de Lerner.
Desnudo y azulado de frio, razono que responderé a esas preguntas sinceramente, pues no tengo ya nada que perder. 
Mientras te quedas muda pensando en tres preguntas.
Siento una vuelta mas en el tornillo que tengo atravesado en el pecho.
No se, si es dolor fingido o real.
No se, si aullar o no.
 

jueves, agosto 18, 2011

La niña de la capa roja.



Había una vez una niña muy bonita.
Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, Le recomendó que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso y se podía encontrar con el Lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino.
La niña tenia que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con pajaritos, ardillas, lagartijas y de un cuanto hay; a la nena le gustaba hablarles y se entretenía cantando.
Estaba en eso cuando de repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

-Hola - le dijo y continuo diciendo -Yo soy Caperucita, bueno; la verdad ese no es mi nombre, es que como ando con esta capa, así me llama la gente y yo ya me he acostumbrado a este nombre.-

El Lobo solo gruño.
-¿Que a donde voy?, Pues a casa de la Abuelita- dijo la niña.

El Lobo volvió a gruñir y se acerco cauteloso a la pequeña.
-Si, le llevo esta canastita con pasteles- fue lo ultimo que dijo Caperucita.

Después de una extensa búsqueda por parte de la policía y familiares y luego de un largo y penoso juicio, la justicia condeno a la horca a Pedro el Leñador, este ultimo sindicado como el autor del secuestro y desaparición de la muchacha, el juró inocencia hasta el día del ahorcamiento, diciendo que la canasta, que fue el medio de prueba que le condenó, la había encontrado de camino a la casa de la Abuelita, que resultó ser su amante.
Años mas tarde una pareja de excursionistas, que se refugiaban de una tormenta, encontraron en una caverna los roídos restos de un menor, restos que llevaron a las autoridades envueltos en un paño rojizo que también estaba en la cueva.
La policía y la justicia solo echaron tierra al asunto y no hubo mayores investigaciones.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado.

viernes, agosto 12, 2011

El cuento de los tres cerditos o marranos o puercos o porcinos o chanchos o gorrinos o guarros o cochos o cochinos o cuinos y un Lobo.

Había una vez; Tres cerditos ( también conocidos como marranos, puercos, porcinos, chanchos, gorrinos, guarros, cochos, cochinos y cuinos) que vivían felices en un bosque y se pasaban el día jugando y jugando.
Hasta que llego al bosque un Lobo terrible y feroz.
Los cerditos, no querían mantenerse todo el tiempo corriendo del Lobo; cada uno decidió hacer una casa para protegerse.
A si que se pusieron a trabajar para hacer sus hogares y huir cuando el Lobo les atacara.
El hermano Mayor hizo su casa de ladrillos, pero sus hermanos pensaban que no era necesario trabajar tan duro.
El del Medio hizo su casa de madera y le pareció lo suficientemente fuerte contra del lobo. 
El Menor, que era muy perezoso, hizo su casa de paja porque quería jugar y no perder tiempo en tan fatigosa empresa. A  poco terminar su choza, fue a buscar al del Medio y luego los dos fueron donde el Mayor, que aun estaba concluyendo la labor.
Estaban felices y bailaban de contentos.
En eso, apareció el Lobo y tuvieron que escapar para salvar la vida, cada cual escapo a su sitio. 
El Lobo, que no era tonto, fue primero a la casa de paja, cuando estuvo frente a la puerta, escucho al pequeño cerdito que se burlaba de el.

- Usted no me puede comer, yo estoy protegido en mi casa, la la lala. - cantaba el Menor.
- Soplare y soplare y tu casa derribare. - Respondió el Lobo y comenzó una soplar. 

El Lobo inspiró y exhaló y ¡Zas! no le tomo mucho esfuerzo para destruir la casa de paja.
El cerdito corrió a la casa de su hermano del Medio y desde allí se burlaban del lobo.

- Usted no nos puede comer, esta casa es más fuerte, la la lala.-
- Soplare y soplare y tu casa derribare.- Dijo el Lobo y comenzó una soplar. 

El Lobo inspiró y exhaló y volvió a inspirar y soplar. Aunque le costó ¡Zas!, la casa de madera derribo. 
Asustados los dos cerditos corrieron a la casa del hermano Mayor.

- Vete Lobo feroz, no puedes entrar a mi casa.- dijo el hermano Mayor.
- Vamos a ver, soplare y soplare y tu casa derribare.- Respondió el lobo y comenzó a soplar.

Por más que inspiró y exhaló y sopló y sopló no hacia mella en la construcción del hermano Mayor.
El lobo pensó en subir al techo de de la casa y entrar por la chimenea, mientras le daba vueltas a la idea, un fuerte temblor comenzó a mover la tierra, una sismo de grandes proporciones hizo saltar la casa y de un zacates ¡Zas! la casa de ladrillos se destruyo.
Repuesto del susto el buen Lobo se acerco a los restos.
De los tres cerditos solo quedaba vivo el Menor, sin mucho tramite el Lobo le agarro del cuello y se lo llevo a su madriguera para alimentar a la familia.
Dejó los cuerpos de los otros dos hermanos para los buitres, pues si bien es cierto, era un Lobo feroz y terrible, no era carroñero.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

jueves, agosto 04, 2011

Perdon

Te veo de reojo.
¿Cuantos años van? ¿dos?¿tres?.
Me digo que no los suficientes para perdonar.
Aprovechando el frenesí de la gente que se acerca a la linea amarilla, me pongo a tu lado.
Tu ni te das cuenta que soy  el que te empuja al infatigable paso del carro.
Mientras me alejo, comienzan los gritos.
Al final te perdono y espero que tu también me perdones.