jueves, agosto 18, 2005

CAMILA ( mi ja)

Carita de sol ,
mi sol moreno .
Carita de luz ,
mi luz pequeña .
Pequeña princesa, Camila;
princesa sin reino.
Carita, carita.
Pequeña mía,
carita de sol .
Pequeña, pequeña mía ,
sobretodo sol,
sobretodo tuya,
casi mía.

SOLEMIYARA
Si te digo que no eres una niña, que ya conoces el mundo.
Si te digo que eres grande, no es para molestar;
porque ya no eres niña y ya conoces el mundo.
¿Que es lo que esperas entonces de este lobo estepario?
¿Que es lo que buscas en mi?
¿Soy acaso la maldición que te persigue, que te ahoga o una tortura que te inca el diente o por lo menos eso intenta?
¿Soy acaso el que te empuja hasta el abismo de tu suerte, esa que se leyó tu madre y que guía tus desventuras?
Soy la garra que te atrapa, hasta sucumbir, hasta apagarse.

IX
Patético ruego, ultima esperanza...
Me aparezco como un payaso poeta con dolor de huesos.
Grito: ¡Respepetablepubico!, solo les pido un minuto de atenuación.
Ruego con cínico ruego; ruego con cinco ruegos; con dolor fingido, tanto que parece real; con patético sueño, con poético miedo y patriótico suelo, con profético fin. Ruego y reruego con todas y cada una de sus combinaciones.

COMO A OTRA.
Cuando preguntaste el otro día, día frió, limpio y callado, si yo imaginaba que alguna vez fuiste como fuiste.
Abriste tus bellos ojos, asustada, porque yo ya lo sabia, porque yo reconocía uno de tus traumas, tus secretos.
...Eres tan parecida que te diferencias en todo...
Cuando dijiste que ya no te viera con estos mis ojos de lobo estepario hambriento, seco y reseco, menesteroso y menos mentiroso, me di perfecta cuenta, que ya no necesitabas al hombre.
La verdad es que nunca lo necesitaste, como hombre hablo.
La verdad es que susurras mi nombre, Wargo, maldito entre malditos.
La verdad es que buscas, que llamas, en ahogados gritos, a la bestia, como otra.
La verdad duele; y no es que la verdad duela, si no que de verdad duele.
Como a otra te conozco y te conocí.
Te vi desde antes, con la pequeña rana, que resulto no ser príncipe y el soldadito de plomo, con su juego infantil.
Malditos idiotas que te buscan, que no se sueltan de tus cuerdas,
Y es entonces cuando abro más grandes los ojos, mas pardos, temeroso, buscando tu lazo, tu soga.
Y descubro horrorizado que me tienes atado,
preso en tus labios, me miento, como siempre. Porque tu no me crees; Porque soy yo el que se atrapa

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