viernes, agosto 28, 2009

Inesperado.

Caminan sin ni siquiera voltear.
Se apuran.
Corren.
Se atropellan sin ver quien pasa por su lado, abocados y concentrados en sus desventuras, desordenados.
Perfecta y organizadamente desordenados.
Aun cuando nos empezamos a apretujar un poco mas al entrar al anden, conservamos nuestro seudo orden; adelante unos 40 centímetros, 20 centímetros a los costados.
Se me ocurre que caminamos como ovejas.
Levanto la vista y veo delante a una mujer cojeando, trato de mantener la distancia.
El hombre que se comienza a colocar a mi lado arrastra los pies, camina concentrado en sus pasos, la miopía apenas la sobrelleva con unos inmensos lentes gruesos, de esos que llamamos poto de botella.
Se que atrás mio, viene una niña que respira obstruida en los brazos de su madre.
De pronto un desconocido me hace a un lado porque esta seguro que va mas apurado que el resto, me desplaza de mi centro y desata el caos.
Mi bufanda comienza a caer.
En un solo y simultaneo momento, la bufanda se detiene en el aire, una luz se enciende y me enfoca, la miro extasiado, mientras una voz muy clara, me declara su mensaje y me entrega un don.
La luz se apaga.
Todo sigue su curso, la bufanda toca el piso, yo me agacho, siento que la mujer con la niña se tropiezan en mi, ella trastabilla.
El hombrepotobotella intenta tomar a la pequeña pero esta igual cae con la madre al suelo, la niña comienza a llorar.
El hombre me grita.
Todo el mundo se interrumpe en mi y por mi.
Yo estoy como de rodillas, el hombre me toma el hombro y me reclama.
Pero de repente queda con la palabra en la boca y enmudece.
Enmudece porque no cree lo que ve, mas bien, lo que no ve.
Incrédulo, aun con la boca abierta, se saca y toma sus lentes, los observa como si fuese la primera vez.
-Puedo... ver...- dice.
Yo sonrió.
De alguna forma se que la madre recoje a la niña llorosa y empieza a gritar algo que no entiendo. Porque al mismo tiempo recibo una patada en la espalda que me empuja hacia adelante, escucho una voz que grita: ¿Que te pasa con mi señora, culiao?
Al ser empujado golpeo a la mujer coja con mi cabeza, antes de caer al piso con la manos abiertas, ella me mira asustada.
Mientras me pongo de pie, el hombre de la patada aun me sigue, trato de aferrarme a cualquiera para no volver a caer.
Me golpea en las costillas, me ahogo, continua golpeando y la gente se asusta, grita.
No se entiende nada.
-Juan para, la niña esta bien- dice la mujer.
Pero Juan no para, sangro.
Superior a todo el barullo la mujercoja grita y salta de alegría, el hombreyasinlospotobotella trata de detener a Juan, yo se que que alguien llora quedamente.
Ahora todos tratan de frenar a Juan, que me agarra por la solapa.
-¡Yo puedo ver!- le exclama el hombreyasinlospotobotella.
-¡Puedo saltar!-grita la mujeryanocoja.
-Detente es un milagro, la niña esta respirando bien- dice la mujer con voz quebrada.
El mundo se detiene otra ves.
Juan me acerca a su rostro y me mira, abre la boca pero no es Juan quien habla y ni siquiera parece que me habla a mi.
-¿Cuando aprenderás, que ellos nunca aprenderán?-
Juan me mira otra ves, como si no entendiera nada.
Entonces con una fuerza sobrehumana me levanta y me arroja por el aire.
Yo caigo en la linea, me hago parte del torrente eléctrico.

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