domingo, septiembre 11, 2005

ALTAMIRA

Que empresa tan tremendamente inmensa,
y yo que me aparezco como una hormiga herida, vacía y sin alas.
Que inmenso lugar con sus martillos pintorescos
...Esos danzarines martillos del MURO....
Toda esta fabrica de estudios, tremenda y productiva, que golpea con fuerza para los de medio pelo.
Y yo con mis ganas de no ser, de rodar y rodar me voy preguntando
¿Que creamos en esta maquina?
Una suerte de engendros a los que no les tiritara la mano para destruirnos.
Aquí veo una señal para el final de nuestra era -La de los miedosos y cobardes-,
porque estos jóvenes, mis niños, nos superaran y podrán soñar con ser algo,
soñar con ser alguien, quizá hasta serlo.
A lo mejor, estos niños hasta pudieran ser felices.

XXXIV
Mis agarrotados dedos, hacían lo posible por rechinar,
mis ojos, en la oscuridad, se extinguían en un pequeño punto,
las piernas se deformaban al correr tras ella,
la maldita cabeza deseaba verla con otro,
para decirme que tenia razón, para gritarle que yo sabia que me había engañado.
Para dedicarle un ultimo verso, el postrero.

XXXV
¿Que importa si todos estos versos se pierden?
Total yo solo soy el labrador descuidado, que va arrojando sus versos, al igual que la antigua semilla, y esta cae entre espinos y la buena tierra o en el camino donde tú, la aplastas hasta que mueren, hasta que lloran.

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