jueves, agosto 11, 2005

UNO DE CIEN

Es difícil encontrar las perlas entre tantos cerdos;
Es difícil encontrar los versos, mí versos, entre tantos perros...
Si UNO de cada CIEN, se salva.
¿Cómo no estar dichoso con ese único verso descarriado, que escapa del redil?

A la verdad, mas de un ángel armará un escándalo por esta prosa.

GRATIS
Antes subía a la montaña y me deprimía... me comprimía...
Si ahora me deprimo aquí abajo, para que el esfuerzo de subir.
...Es por eso que estoy un poco más gordo...
Aquí abajo, donde estoy, se escapa el tiempo
y me voy conjugando con los pretéritos y los pasados.
Aquí se escapa el tiempo y me pagan por eso.
Antes subía a la montaña y me deprimía gratis.

ASÍ NACEN LAS PALABRAS:

Hay todo, hay nada.
Todo era simple, nada era fácil.
Todo y nada; en la noche todo, en el día nada
En nada todo o nada de nada.
Todo y nada, nada y todo.
Sobre todo nada, sobre nada todo, todo.
Todo era fácil, nada era simple.

Nada era dulce y todo acabo en nada.
La nada es madre, todo es padre.
Todo, nada y algo, el pequeño algo...
Hay algo... Hay todo y hay nada.

ESTOS VERSOS.

Estos versos, ¿Por que tan desordenados? ...¿por que así? .
He aquí siete razones:
Primero, porque yo, inútil guerrero, soy un desordenado.
Segundo, porque es más fácil dar en el blanco con metralla que a un tiro por pagina.
Tercero, porque todo es así de rápido y desbocado.
Cuarto, porque son mis cosas y yo escribo como quiero,(aunque no siempre).
Quinto, por espacio; porque el espacio inmisericorde se come mis letras.
Sexto, porque yo solo siembro palabras que luego darán vueltas en tu boca.
Y séptimo, descanso, así descanso del que soy (del que me imita).

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